Velada de las Artes en honor al escritor galardonado David Toscana, ganador del Premio Mazatlán de Literatura 2023 por su novela “El peso de vivir en la tierra”.
El primer requisito se había cumplido, la expectación estaba ahí, el Teatro Ángela Peralta logró gran entrada, había presencia, había trapío.
Tras bambalinas, están nerviosos, están pensativos, tienen la mirada fija en el escenario, los atienden cariñosamente, se desean suerte, proyectan ilusión y emoción en sus semblantes, vienen a conquistar las palmas, saben que no hay aplausos fáciles.
El público apunta alto, está expectante, quiere ver aparecer al elenco, es un evento crucial, es un acontecimiento muy especial…Es la Velada de las Artes, en honor al escritor regiomontano David Toscana, ganador del Premio Mazatlán de Literatura 2023, por su novela “El peso de vivir en la tierra”.
Corre el telón… ¡Que Dios, la música y la danza, repartan suerte!.
Aparece el maestro Enrique Patrón De Rueda, la alegría lo adorna, su sonrisa se hace más esplendorosa, más extensa cuando la Camerata Mazatlán también sonríe, se abren las partituras, el cuerpo y la batuta se enlazan, el movimiento flota libremente en su espacio, las alas se abren en la mente.
La belleza hace acto de presencia, el tableado resuena, el director agita su mano izquierda, en su mano derecha, el dedo índice y la batuta se sincronizan, el clavel rojo, el color negro y los risos en una cabellera esplendorosa cubren la majestuosa voz de Sarah Holcombe.
Las gitanerías cautivan, las cuerdas de los violines, de las violas, de los violonchelos estremecen, las cejas levantadas en los espectadores marcan asombro en los rostros, Nashieli Buelna y María José Valdés impregnaron con su arte coreográfico las siluetas del elenco.
Castañuelas y máscaras al ritmo de cornos y trompetas toman posesión del director, ahora las pupilas de los ojos del público navegan agitadamente…” Por el camino iba yo, y mi amor no aparecía” dice una voz que detiene el agitado cúmulo de emociones del espectador.
La brujería se menciona y el hechizo artístico comienza a surtir efecto, machos bien ajustados, los cuerpos de guitarra, pechos realzados con escote, caderas con volante, cabellos recogidos, pendientes grandes, tacones anchos, mantones bordados, dominio sensual, seducción flamenca, la orquesta complementa la pócima, toda la compañía Brújula, Flamenco Dinámico arranca del espíritu la explosión del aplauso, ahora notas suaves, notas sublimes, los chavales asistentes encienden su celular para grabar; la atención, la voluntad y el ánimo son dominadas por lo cautivo del arte, de la libertad.
El maestro Enrique Patrón ante el éxtasis de la obra Amor brujo de Manuel de Falla, emite un ¡Huu!, la felicidad se traduce en otro escalofriante aplauso…El intermedio ha llegado.
El director de orquesta reaparece en el escenario, las palmas suenan, la entrega es evidente, aparece el movimiento extendido, ampliado, ciclónico, cogen al toro por los cuernos, vienen deseando triunfar, vienen con la juventud, con la alternativa, tienen duende, vienen bragados, enérgicos y firmes, son la Compañía Ballet de Mazatlán y bailarines de la Compañía Nacional de Danza, dirigidos por la Mtra. Zoila Fernández.
Movimientos arriesgados y temerarios, se arriman, se citan, figurean como en un paseíllo, se brindan, comienzan las suertes al compás de las notas musicales de la Suite de Carmen de George Bizet, las zapatillas de las bailarinas en el tableado marcan la hora de la verdad, son faenas corporales en cámara lenta.
Percusiones intensas, profundas, ritmo incesante, cuerdas vertiginosas que estremecen todos los sentidos, el maestro consuela al oído, la orquesta arrulla la mente, el ballet nos lleva a la muerte pequeña, la fuerza renace, bailarines en espiral, los machos de las chaquetas descansan en los hombros varoniles, los olanes flotan, el sol en la orquesta, la sombra en el público, el ballet se esfuerza, quiere trofeos de admiración, las manos del maestro suben y bajan como si reanimaran a los bailarines para no desfallecer ante la absoluta entrega en esta velada de placer…El aplauso es gratificante, el maestro sube al escalón más cercano, sonríe al público y pregunta en voz alta:
¿Les gustó?
El público le responde al unísono… ¡Si!
¡Pues Aplaudan!
Lo dice feliz, invitando e invocando a la libertad del poder ser, del poder expresar la vitalidad de la existencia, se escuchan gritos exclamando ¡Bravo! ¡Bravo!.
El elenco llena el escenario y la belleza del triunfo los envuelve, el Amor Pagano salió en hombros del Teatro Ángela Peralta.