Actualmente, estamos en una serie de cambios desde que inició la pandemia de Covid, así que muchas actividades y procesos han cambiado, entre ellos el duelo de la pérdida de un ser querido. En el caso de la muerte dentro de algún hospital, las medidas sanitarias son muy estrictas y simplemente nunca se habían implementado. Muchas personas no han podido acompañar o despedirse del ser querido en los últimos momentos de su vida.
¿Cómo deben afrontarse estas situaciones? El apoyo psicológico y los rituales de despedida ayudan en el proceso del duelo traumático.
El fracaso o la elaboración complicada del duelo puede originar problemas psicológicos, como trastornos de ansiedad, depresión o trastorno por estrés postraumático. Afortunadamente, con una buena asesoría tanatológica, existen medidas que pueden ayudar a elaborar el duelo, entre ellas, la intervención psicológica por video llamada o los rituales de despedida alternativos, como escribir una carta o crear una caja de recuerdos.
En terapia. nos encontramos con testimonios de soledad ante la situación crítica de un paciente internado, la desesperación, angustia, la necesidad de apoyo psicológico a tantas personas que estuvieron en las banquetas de los hospitales, esperando alguna noticia de su familiar, “estoy sola en esto y necesito ayuda”, “esto me está superando”; estas expresiones las recibía en mi celular, son simplemente los sentimientos que surgen una vez que el virus irrumpe en la vida de alguien y le arrebata a un ser querido. Una realidad que los números, aunque más fríos, también revelan.
En muchos países, entre ellos México, se organizaron escuelas y colegios de psicólogos. En Mazatlan un grupo de psicólogos se organizó y también colaboró para dar apoyo psicológico. La tarea era dar un servicio de apoyo en el duelo, con la modalidad a distancia, para estas personas, y así inicio una ayuda antes no vista en terapia psicológica, excelente idea que obtuvo muy buenos resultados porque fueron muchos los que usaron este servicio gratuito.
Debemos aclarar que el duelo no es un estado patológico, sino una etapa natural de la vida, lamentablemente no se nos enseña que la muerte es inherente a la vida. Aceptar el fallecimiento de un ser querido nunca es tarea fácil, pero en una situación excepcional, como la pandemia de Covid-19, existen factores que convierten la muerte en un acontecimiento aún más trágico.
Actualmente, cada día se presentan más en consulta, personas con duelo traumático. Los psicólogos estamos conscientes de que faltan herramientas para elaborar tanto dolor colectivo y sabemos que estamos ante un duelo de riesgo. El fracaso o la elaboración complicada del duelo da lugar a problemas psicológicos que, como hemos dicho, pueden cristalizarse en síntomas y síndromes clínicos, que podrían dificultar las relaciones sociales y la vida personal.
¿Pero cuáles son los factores de riesgo que pueden convertir el dolor por la pérdida de un ser querido en un estado emocional patológico? En el caso del Covid-19 se observan los siguientes: pérdidas múltiples, aislamiento social de los supervivientes en cuarentena, separación traumática por la hospitalización, incapacidad de comunicarse de forma fluida con el personal hospitalario sobre el estado de salud del familiar, imposibilidad de ver o hablar con el ser querido o acompañarlo en los últimos momentos de su vida, ausencia del cuerpo para llorar, carencia de un funeral o de cualquier otro tipo de ritual social y personal, así como de la calidez y el afecto de la familia o la comunidad.
Distintas investigaciones, entre ellas el estudio de revisión llevado a cabo por Jeff Huarcaya-Victoria, de la Universidad de San Martín de Porres, señalan la ansiedad, la depresión y el estrés como principales consecuencias psicológicas de la pandemia del nuevo coronavirus. Asimismo, afirman que una situación de confinamiento incrementa los problemas psíquicos; ello ocurre a través de un potenciador principal: el distanciamiento social.
En síntesis, la pandemia de Covid-19 ha convertido la muerte en un acontecimiento todavía más trágico para numerosas personas: no han podido ver ni estar a un lado y, mucho menos, decir adiós a su ser querido.
La falta de comunicación y de interrelación con otras personas puede favorecer el padecimiento de complicaciones psicológicas o psiquiátricas, que van más allá de los síntomas aislados (estrés, irritabilidad, miedo, confusión, enfado, frustración y aburrimiento, entre otros), entre estas enfermedades se encuentran el insomnio, la depresión o el trastorno por estrés postraumático.
Octavio Robledo L.
Psicólogo clínico-Tanatólogo
Teléfono de consultorio: 669 982 5236