Ya se acerca septiembre y uno de los platillos más representativos de las fiestas patrias es el chile en nogada, que este año cumple 200 años de deleitar a los paladares más exigentes.
Este platillo está rodeado de mitos y leyendas, aunque ninguna ha sido comprobada con certeza, la versión más conocida es que fue preparado en 1821 por las monjas agustinas del Convento de Santa Mónica, para celebrar la visita a Puebla de Agustín de Iturbide, liego de firmar el tratado de Independencia de México y el de Córdoba.
Este platillo se consideró como representación del nacionalismo, al exaltar los colores de la bandera del Ejército Trigarante: el verde con el chile poblano, el blanco con la nogada y el rojo de la granada.
La versión más romántica está descrita por el famoso escritor Artemio de Valle Arizpe, quien hizo un relato que en el ejército trigarante existían tres soldados, cuyas novias vivían en Puebla. Emocionadas por la Independencia y por tener de vuelta a sus enamorados, decidieron crear este platillo para festejar. Cada una eligió un ingrediente que representara el color del ejército.
La receta de los chiles en nogada como la conocemos hoy, no aparece en documentos escritos hasta la segunda mitad del Siglo 19; esto hace pensar que los chiles en nogada surgen de diversas recetas familiares del estado de Puebla y, posteriormente, derivaron en una versión que comparte técnicas e ingredientes que son la base o pilar.