Por Óscar García CoachMe
* ¿Son las nuevas generaciones tan frágiles emocionalmente como parecen?
* ¿Sabías que el autocontrol y la fuerza de voluntad se pueden entrenar?
* Descubre lo que significa ser parte de una comunidad de aprendizaje para fortalecer tus emociones positivas.
Estamos muy emocionados por la gran aceptación de nuestro programa en Facebook Live, Time to Feel, los super equipos de CoachMe, Actitud News y nuestra mega aliada estratégica, la Asociación Nacional de Inteligencia Emocional, nos cargamos energéticamente con la respuesta de nuestros seguidores, generando un alto compromiso para seguir apoyando a la comunidad.
Este 2 de mayo continuaremos con nuestras conversaciones poderosas para regalarnos ese Tiempo para Sentir, ahora con una pregunta muy repetida en mi página @LicOscarGarciaCoach, ¿por qué esta generación es tan frágil emocionalmente?
Ante mi cuestionamiento de ¿cómo interpretas esa fragilidad?, mis seguidores se enfocan mucho a la poca tolerancia al escuchar un no, a entrar en frustración con mucha facilidad, a la necesidad apremiante de obtener lo que desean a la brevedad posible, a la falta de fuerza de voluntad.
Para abordar el tema en esta columna necesitaba encontrar en mis recuerdos un ejemplo de alguna investigación para medir o demostrar el poder del autocontrol, que me permitiera explicarme de forma sencilla y atractiva.
Vino a mi mente el estudio denominado “Satisfacción postergada”, de Walter Mischel, psicólogo de la Universidad de Columbia, quien utilizó niños de preescolar en sus intervenciones en la que denominó la “Prueba de marshmallow”. Consistió en poner ante el niño un plato con bombones, explicándole que lo dejarían solo ante ese suculento manjar, con la advertencia de que, si no se comía ninguno, al regresar el investigador le regalaría dos bombones, pero si no podía esperar, solo le regalarían un malvavisco.
Se observó que los niños con alto nivel de autocontrol sacrificaron el placer inmediato de un sabroso bombón para luego disfrutar de dos. Estos experimentos con malvaviscos llevaron a Mischel a lograr explicar la capacidad de los seres humanos de postergar la satisfacción, planteando lo que denomina un sistema “frío y caliente” para explicar por qué la fuerza de voluntad triunfa o fracasa.
El sistema frío es de naturaleza esencialmente cognitiva y su función es recordarnos el por qué no debemos comernos el malvavisco, incorporando al proceso de racionalización la capacidad del reconocimiento de sensaciones, los sentimientos, y el posible resultado de nuestra acción. Ejemplos claros son: renuncio a comer comida chatarra como papas fritas, tacos de chicharrón, una rica dona de chocolate, con el propósito de gozar de buena salud y evitar el riesgo de un bloqueo en las arterias. Otra situación en la que desafiamos el autocontrol constantemente es al ir de compras y evitar llenar el carrito de productos no esenciales ni necesarios en la despensa, para poder ahorrar e irnos de vacaciones al terminar el periodo de distanciamiento social de la pandemia.
Por otro lado, el sistema caliente se rige por impulsos y es totalmente emocional. Se caracteriza por respuestas rápidas y automáticas, es la necesidad irracional de colocar el bombón en la boca, para disfrutarlo sin importar las consecuencias a mediano y largo plazo.
Algo de lo que más me llama la atención de esta investigación es su seguimiento casi 40 años después por un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Cornell, lidereados por el doctor Casey, otro grupo de la Universidad de Washington y el mismo Mischel. Ellos buscaron a aquellos niños de preescolar que habían participado en el primer experimento y les aplicaron pruebas para medir el autocontrol en la edad adulta, los resultados fueron sorprendentes. Encontraron que los niños con menos éxito a la hora de resistir el comer los bombones del plato de la tentación, obtuvieron resultados más bajos de autocontrol en las pruebas aplicadas siendo adultos. Esto permite afirmar que la sensibilidad de las personas ante los impulsos y emocionalidad no solo puede persistir durante la vida de la persona, sino que es posible entrenar y desarrollar el autocontrol a través del reconocimiento emocional.
¿Se puede entrenar la voluntad? Esta es una de las grandes noticias que motivan nuestro programa Time To Feel, porque significa hacer -de forma intencionada- una comunidad de aprendizaje que proporcione herramientas para activar y reconocer que la fuerza de voluntad mejora de forma considerablemente cuando nuestra motivación es autónoma o independiente.
Hoy más que nunca, los padres debemos asegurar la búsqueda de un modelo educativo que, en lugar de presionar y dictar los aprendizajes por medio de la repetición, derive en la generación de acuerdos y compromisos, como la alternativa sana de abandonar el control extremo externo que presume la educación tradicional.
Tendremos un gran avance cuando se premie un acompañamiento cercano donde se acepta el error como parte inherente de la condición humana. Es así como podremos aspirar a intervenir de mejor forma los déficits en la autorregulación, a la que podemos identificar en un número considerable de trastornos psicológicos, por mencionar algunos, en déficits de atención e hiperactividad (TDAH), en el trastorno antisocial de la personalidad, en el trastorno límite de la personalidad y en el incremento en las adicciones, por mencionar algunos.
Te invito a disfrutar nuestra cita quincenal, nos vemos este domingo 2 de mayo a las 11:30, tiempo de Mazatlán, en nuestra transmisión en vivo de Time to Feel, la oportunidad de descubrir juntos el poder de las emociones, con retos tan sencillos como el comer o no un plato de bombones.
Aprendizaje desde un plato de bombones
* ¿Son las nuevas generaciones tan frágiles emocionalmente como parecen?
* ¿Sabías que el autocontrol y la fuerza de voluntad se pueden entrenar?
* Descubre lo que significa ser parte de una comunidad de aprendizaje para fortalecer tus emociones positivas.
Estamos muy emocionados por la gran aceptación de nuestro programa en Facebook Live, Time to Feel, los super equipos de CoachMe, Actitud News y nuestra mega aliada estratégica, la Asociación Nacional de Inteligencia Emocional, nos cargamos energéticamente con la respuesta de nuestros seguidores, generando un alto compromiso para seguir apoyando a la comunidad.
Este 2 de mayo continuaremos con nuestras conversaciones poderosas para regalarnos ese Tiempo para Sentir, ahora con una pregunta muy repetida en mi página @LicOscarGarciaCoach, ¿por qué esta generación es tan frágil emocionalmente?
Ante mi cuestionamiento de ¿cómo interpretas esa fragilidad?, mis seguidores se enfocan mucho a la poca tolerancia al escuchar un no, a entrar en frustración con mucha facilidad, a la necesidad apremiante de obtener lo que desean a la brevedad posible, a la falta de fuerza de voluntad.
Para abordar el tema en esta columna necesitaba encontrar en mis recuerdos un ejemplo de alguna investigación para medir o demostrar el poder del autocontrol, que me permitiera explicarme de forma sencilla y atractiva.
Vino a mi mente el estudio denominado “Satisfacción postergada”, de Walter Mischel, psicólogo de la Universidad de Columbia, quien utilizó niños de preescolar en sus intervenciones en la que denominó la “Prueba de marshmallow”. Consistió en poner ante el niño un plato con bombones, explicándole que lo dejarían solo ante ese suculento manjar, con la advertencia de que, si no se comía ninguno, al regresar el investigador le regalaría dos bombones, pero si no podía esperar, solo le regalarían un malvavisco.
Se observó que los niños con alto nivel de autocontrol sacrificaron el placer inmediato de un sabroso bombón para luego disfrutar de dos. Estos experimentos con malvaviscos llevaron a Mischel a lograr explicar la capacidad de los seres humanos de postergar la satisfacción, planteando lo que denomina un sistema “frío y caliente” para explicar por qué la fuerza de voluntad triunfa o fracasa.
El sistema frío es de naturaleza esencialmente cognitiva y su función es recordarnos el por qué no debemos comernos el malvavisco, incorporando al proceso de racionalización la capacidad del reconocimiento de sensaciones, los sentimientos, y el posible resultado de nuestra acción. Ejemplos claros son: renuncio a comer comida chatarra como papas fritas, tacos de chicharrón, una rica dona de chocolate, con el propósito de gozar de buena salud y evitar el riesgo de un bloqueo en las arterias. Otra situación en la que desafiamos el autocontrol constantemente es al ir de compras y evitar llenar el carrito de productos no esenciales ni necesarios en la despensa, para poder ahorrar e irnos de vacaciones al terminar el periodo de distanciamiento social de la pandemia.
Por otro lado, el sistema caliente se rige por impulsos y es totalmente emocional. Se caracteriza por respuestas rápidas y automáticas, es la necesidad irracional de colocar el bombón en la boca, para disfrutarlo sin importar las consecuencias a mediano y largo plazo.
Algo de lo que más me llama la atención de esta investigación es su seguimiento casi 40 años después por un grupo de investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Cornell, lidereados por el doctor Casey, otro grupo de la Universidad de Washington y el mismo Mischel. Ellos buscaron a aquellos niños de preescolar que habían participado en el primer experimento y les aplicaron pruebas para medir el autocontrol en la edad adulta, los resultados fueron sorprendentes. Encontraron que los niños con menos éxito a la hora de resistir el comer los bombones del plato de la tentación, obtuvieron resultados más bajos de autocontrol en las pruebas aplicadas siendo adultos. Esto permite afirmar que la sensibilidad de las personas ante los impulsos y emocionalidad no solo puede persistir durante la vida de la persona, sino que es posible entrenar y desarrollar el autocontrol a través del reconocimiento emocional.
¿Se puede entrenar la voluntad? Esta es una de las grandes noticias que motivan nuestro programa Time To Feel, porque significa hacer -de forma intencionada- una comunidad de aprendizaje que proporcione herramientas para activar y reconocer que la fuerza de voluntad mejora de forma considerablemente cuando nuestra motivación es autónoma o independiente.
Hoy más que nunca, los padres debemos asegurar la búsqueda de un modelo educativo que, en lugar de presionar y dictar los aprendizajes por medio de la repetición, derive en la generación de acuerdos y compromisos, como la alternativa sana de abandonar el control extremo externo que presume la educación tradicional.
Tendremos un gran avance cuando se premie un acompañamiento cercano donde se acepta el error como parte inherente de la condición humana. Es así como podremos aspirar a intervenir de mejor forma los déficits en la autorregulación, a la que podemos identificar en un número considerable de trastornos psicológicos, por mencionar algunos, en déficits de atención e hiperactividad (TDAH), en el trastorno antisocial de la personalidad, en el trastorno límite de la personalidad y en el incremento en las adicciones, por mencionar algunos.
Te invito a disfrutar nuestra cita quincenal, nos vemos este domingo 2 de mayo a las 11:30, tiempo de Mazatlán, en nuestra transmisión en vivo de Time to Feel, la oportunidad de descubrir juntos el poder de las emociones, con retos tan sencillos como el comer o no un plato de bombones.