No sé ustedes, pero ya me parece urgente que a ciertas personas de ciertos comportamientos les urge que alguien les explique la diferencia que existe entre servil y servicial porque su conducta servil ha llegado a extremos imposibles de entender y de aceptar. Realmente, una persona servil es incómoda de tratar, pero también existen muchos que se aprovechan de ellos y los traen como sus “grandes amigos” y solo los explotan de varias maneras, pero pues también ellos se ponen a sus órdenes.
¿Cuál es la diferencia?
El servicial sirve inmediatamente ante cualquier insinuación de alguien y, con naturalidad y agrado, lo ejecuta para quien sea necesario, pero no pierde sus principios, el servil entrega su dignidad sin reparar, en cualquier tipo de consecuencias, no razona, simple y sencillamente obedece a ciegas las órdenes a cambio de una recompensa que puede ser de cualquier índole; desconoce que una cosa es ser servicial y otra, servil.
¿Qué es servil y servilismo?
La noción de servilismo se asocia a lo servil: aquello propio de un siervo, un esclavo o alguien sometido. El concepto permite hacer mención a la postura de quien se encuentra subordinado absolutamente a algo o alguien. El servilismo, en este marco, está vinculado al sometimiento, la subordinación y la adulación. Socialmente, se da mucho en ciertos grupos de amigos, que hacen todo lo posible para agradar, consentir, resolver al gran amigo. También se presenta en el ambiente laboral; por lo general, los jefes de estas personas se aprovechan de ellos para su propio beneficio, dándoles tareas personales y fuera de los horarios de trabajo.
Es muy diferente la acción servicial, que se refiere a aquella actividad que realizamos con gran efectividad y cuidado, nos corresponda o no la tarea, por un bien voluntarioso, no obligado y de manera solícita para la complacencia de alguien o algo en que ponemos nuestras mejores intenciones y, sobre todo, está ligada a nuestros deberes y a nuestros principios. Es una acción sana y desinteresada.
Se manejan varios sinónimos para la persona servil: adulador, arrastrado, barbero, y lambiscón, entre otros. Este tipo de gente llega a generar que los demás los eviten o, incluso, si es muy acentuado ese comportamiento, llegan a que los aborrezcan por su comportamiento servil ante los superiores.
En cambio, una persona servicial, brinda su ayuda oportuna, no buscan nada a cambio, sonríen y ayudan con entusiasmo. Son útiles, son personas sanas siempre en el trabajo, con sus amigos, familia, en la calle.
El valor de ser servicial es sentir el amor y la voluntad de ayudar a los demás cuando nos necesitan para quien lo solicite. Ser una persona servicial, pensar en los demás y su bienestar, pero más que eso, es idear formas de ayudarlos a ser felices y motivarlos para que logren sus sueños
Realmente nos urge en este País y en este mundo gente positiva, sana emocionalmente y que le guste apoyar a los demás, sin ponerse en el segundo o tercer plano antes del que va a ayudar y, sobre todo, que no vaya en contra de su propia dignidad.
La persona servicial se motiva e identifica con proyectos o propósitos significativos que darán bienestar a una persona o a un grupo, a seres vulnerables, a un amigo que lo requiere, al compañero o vecino que está atravesando por una pérdida o una situación difícil y está a su alcance proporcionar cierta ayuda, haciéndolo desinteresadamente y con gusto.
Son personas que se caracterizan por sus acciones y no por sus discursos baratos. Realmente son leales y de confianza, no depende de una posición de autoridad social o económica, en cualquier estrato los podemos encontrar. Al final, estas personas trascienden socialmente dejando huella y buenos recuerdos en los demás.
El término servir también se refiere a estar capacitado, ser útil para una tarea determinada, por ejemplo, cuando decimos “sirves para los negocios” quiere decir también que se tiene la habilidad o vocación para servir, siendo útil y atendiendo a otros, y hacerlo con amor, pasión y dedicación.
Ahora bien, servilismo es adulación a la autoridad, como cuando decimos “el servilismo que demuestra ante su jefe es penoso”.
Teniendo en cuanta la gran diferencia entre una y otra palabra, entonces les invito a que seamos serviciales y no serviles, dando un buen ejemplo y siendo sensibles para los demás. Seamos serviciales dando apoyo a los demás, escuchar a otros, aprender a compartir, proteger al que está solo, motivarlo a sentirse feliz. Seamos serviciales, tratemos de apoyarnos unos a otros, y la sociedad cambiará, no llegar a las competencias, que muchas veces nos lleva a la soberbia.
En la actualidad somos afortunados quienes tenemos trabajo, honrémoslo prestando un excelente servicio y cambiemos esa mentalidad de creer que prestar servicio es lo mismo que servilismo; prestar un servicio es comprender al cliente, responder de forma precisa y educada. Ser servicial es ser efectivo al honrar la expectativa del cliente. Si no cambias tu actitud de servicio en forma positiva, estarás de espaldas a un servicio efectivo.
Octavio Robledo León
Psicólogo clínico-tanatólogo
Consultorio: 669 982 5236