Chanel No.5: La leyenda cumple un siglo de existencia

Ríos de tinta se han escrito sobre una fragancia de controversia desde su creación: Chanel No. 5. En sus inicios, fue un perfume que llamó poderosamente la atención al no despedir un aroma básicamente floral o cítrico, haciéndolo algo de lo más novedoso, y en la actualidad, hay quienes dicen que huele a abuelita y, sin embargo, hay jóvenes que claman que es de lo más atractivo para los hombres, casi afrodisíaco. Lo cierto es que ahora, aunque dicen que huele a antiguo, nunca ha pasado de moda y siempre está presente a casi 100 años de salir al público, el 5 de mayo de 1921, pues para la mujer que incitó su creación, la diseñadora francesa Coco Chanel, ese era su número de la fortuna y con su primer perfume, inició una revolución en el mundo de los aromas y la moda al ser el primero que contenía aldehídos, moléculas que realzan las notas de una fragancia, y también el primero en producirse en serie, tres años después de su lanzamiento, pues previo a él, los perfumes se hacían sobre pedido y en cantidades muy limitadas, por lo que eran un producto de lujo altamente exclusivo.

La inspiración

Tras la Primera Guerra Mundial, concretamente el 22 de diciembre de 1919, la modista francesa, Coco Chanel sufrió un duro golpe por la muerte de su gran amor, Boy Capel, y para evadir esta situación, emprendió un viaje a Italia.

Allí conoció al Gran Duque Demetrio Románov, primo del Zar Nicolás II, quien la inició en su gusto e interés por los perfumes, una afición que él tenía.

Coco Chanel decía que buscaba un perfume de mujer que oliera a mujer y Chanel No.5 desafió las convencionalidades aromáticas de la época, que solo utilizaban el olor de una flor, glorificándola, y al ser los perfumes, en su mayoría, monoflorales, para Coco no expresaban la personalidad femenina, pues creía que las mujeres no olían a flores.

Con esta premisa en mente, recurrió a Ernest Beaux, perfumista de los zares rusos, quien encontró la inspiración para crear la fragancia en el Círculo Polar Ártico, en el aire tonificante que emanaban sus lagos bajo el sol de medianoche.

Coco alentó a quien sería el primer perfumista de su casa a ser audaz y le pidió más jazmín, la más preciada de las esencias; rosa de mayo, vetiver de Haití, ylang-ylang, madera de sándalo, azahar, esencia de neroli y haba tonka brasileña.

Beaux hizo una composición con más de 80 notas o ingredientes para ella, creando así un olor sin referencia a ningún componente natural en concreto, que resultó inusitado en aquella época; un perfume abstracto y misterioso que irradia una extravagante riqueza floral.

Chanel No.5 transformó la alquimia de la perfumería, gracias a los aldehídos usados por Beaux, compuestos sintéticos que potencian el aroma, así como el limón o la sal resaltan el sabor de las comidas, los aldehídos añaden complejidad al perfume, haciéndolo más misterioso e imposible de descifrar.

El número cinco se convirtió en un código de identificación y volvió obsoletos los adornados nombres de los perfumes de ese tiempo. Se llama así porque Coco eligió la quinta muestra que Beaux le presentó y ambos estuvieron de acuerdo que era la mejor.

El diseño de su frasco era igual de sencillo: cuadrado, austero, depurado, minimalista, compitiendo con las ostentosas botellas de esos años, pero eso lo hace atemporal por lo que siempre está de moda.

La forma de su tapa, tallada como un diamante, está inspirada en la geometría de la Plaza Vendôme, de líneas simples, reafirmando la filosofía de Coco Chanel: menos es más.

Táctica comercial

En 1921, cuando el perfume estuvo totalmente elaborado, la estrategia de Chanel fue la publicidad de boca en boca, regalando algunos frascos y vaporizando salones donde se vendían prendas de alta costura, llamando la atención y provocando curiosidad por la peculiaridad de la fragancia.

El perfume fue tan exitoso, pero era exclusivo de la clientela de Chanel porque no tenía una producción suficiente para cubrir la demanda fuera de ese círculo y en abril de 1924, se fundó la sociedad Parfums Chanel. A partir de entonces, comenzó a comercializarse en todo el mundo. Hay especialistas que coinciden en afirmar que con el No.5 existe un antes y un después en la historia de la perfumería.

Momentos históricos

Luego del fin de la Segunda Guerra Mundial y liberar París de la ocupación nazi, Coco convocó a los soldados estadounidenses en su tienda de la Calle Cambon 31 y se hicieron filas interminables de ellos. Parfums Chanel ya no pertenecía a la diseñadora, sino a Pierre Wertheimer, quien era dueño del 70 por ciento de Parfums Chanel y ella solo del 10 por ciento, por lo que estaba resentida por esta negociación y, en un astuto golpe estratégico, regaló frascos del perfume a los soldados para que lo obsequiaran a sus mamás, esposas o novias, que los esperaban de regreso en Estados Unidos, donde la fragancia era conocida y deseada, pero no se podía conseguir y así, cruzó el Atlántico para conquistar ese mercado. Esta artimaña sirvió a Coco Chanel para volver a ligar su nombre al producto y callar los rumores de traición, que le precedían desde el inicio de la guerra y, desde entonces, el No.5 ha estado vinculado a la aspiración, a la celebridad, al deseo de pertenencia a una marca encadenada al lujo y exclusividad extrema, bajando a la calle sin perder un ápice de su discurso elitista.

Con este golpe maestro, Chanel logró que su firma fuera una de las pocas que sobrevivió a la guerra y puso en marcha la maquinaria de las licencias, que tantos beneficios reporta a la industria de la moda desde entonces.

Con todo esto, su fama se expandió, convirtiéndose en el perfume más vendido del mundo y en 1959, el frasco de la fragancia entró al Museo de Arte Moderno de Nueva York y Andy Warhol le hizo una serie de fotografías

Campañas publicitarias

El No.5 es pionero de una nueva forma de publicidad para un perfume y en 1937, la propia Coco Chanel posó en el Hotel Ritz para la revista Harper’s Bazaar, cosa que ningún diseñador había hecho, pero el aroma se convirtió en leyenda cuando Marylin Monroe, en el pináculo de la fama en 1952, reveló a un reportero que para dormir solo se ponía unas gotas de la fragancia, además fue el primer perfume en publicitarse en el Súper Tazón

Celebridades han sido invitadas a ser la imagen del perfume a partir de 1968, como la actriz francesa Catherine Deneuve, quien en los años de 1980 regresó como imagen de la fragancia y la siguieron Candice Bergen, Suzy Parker, Ali Macgraw, Lauren Hutton y Carole Bouquet.

La modelo Estella Warren, en un comercial, vestida como Caperucita Roja, entra a una bóveda de seguridad de paredes doradas, que son frascos del perfume del suelo hasta el techo, mientras un lobo la sigue y aúlla. Esta publicidad hace alusión de que la fórmula original de 1921, creada por Ernest Beaux, está resguardada en una bóveda de seguridad, pues es uno de los secretos al que muy pocos han tenido acceso para continuar la elaboración del perfume.

La actriz australiana Nicole Kidman protagonizó un comercial, que es en realidad un pequeño cortometraje, que narra la historia de una celebridad siendo perseguida por un admirador.

La actriz francesa Audrey Tatou, quien personificó a la diseñadora en la película “Coco antes de Chanel”, después fue la imagen del perfume y en 2015, un hombre representa al más emblemático de los perfumes, Brad Pitt.

Con No.5, una modista revolucionó el mundo de la perfumería creando su propia fragancia, la primera en su género, y resistiendo los caprichos de la moda y al tiempo, como si Coco Chanel hubiera descubierto la fórmula del eterno femenino.

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